Caso Clínico: Recuperando la Fortaleza Después de la Tormenta
Imagina despertarte en un hospital, confundido y desorientado, solo para descubrir que has sobrevivido a un accidente automovilístico que cambió tu vida para siempre. Este es el desafío que enfrenta nuestro paciente, un hombre de 48 años que experimentó un trauma severo después de sufrir graves lesiones en un accidente que le provocó dos paros cardíacos y un ACV.
Las secuelas del trauma son profundas y variadas: pérdida de memoria, dificultades en el habla, miedo persistente y una sensación abrumadora de angustia. Estas experiencias no solo han afectado su bienestar físico, sino que también han socavado su confianza en sí mismo y su capacidad para interactuar en su vida diaria.
El trastorno de estrés postraumático (TEPT) es una respuesta comprensible a un evento abrumador que desborda los recursos de afrontamiento de una persona. En este caso, el bloqueo del Yo para procesar la intensidad del trauma ha dado lugar a una serie de síntomas debilitantes que afectan todas las áreas de la vida del paciente.
Sin embargo, hay esperanza en este oscuro túnel. A través de una combinación de enfoques terapéuticos, incluida la escucha psicoanalítica, la orientación terapéutica y el mindfulness, nuestro paciente está comenzando a encontrar su camino hacia la recuperación.
El TEPT es más que una respuesta emocional aislada; es un desafío para toda la organización psíquica de una persona. Es por eso que nuestro enfoque terapéutico se centra en restablecer el equilibrio perdido y fortalecer los recursos internos del paciente para enfrentar el trauma.
Al proporcionar un espacio seguro para explorar sus experiencias, al tiempo que ofrezco herramientas prácticas para gestionar la angustia y la ansiedad, ayudo a mi paciente a reconstruir su vida después del trauma.
A través de la terapia, mi objetivo es reducir los síntomas, prevenir complicaciones a largo plazo y ayudarlo a reintegrarse en su vida laboral y social. Con el tiempo y con el apoyo adecuado, podrá recuperar su fortaleza interior y encontrar un sentido renovado de esperanza y bienestar.
Si vos o alguien que conoces está luchando con las secuelas del trauma, no estás solo. La ayuda está disponible, y juntos podemos comenzar el viaje hacia la elaboración del trauma y la recuperación.
A continuación el caso:
La escucha psicoanalítica, la orientación terapéutica y el mindfulness combinados, resultan técnicas eficaces en la eliminación sintomática y facilitan la rápida evolución
Trastorno de estrés postraumático. El paciente (48 años) solicita tratamiento psicológico a causa de un accidente automovilístico que le rompe la arteria carótida provocando 2 paros cardíacos. Hubo de ser sometido a distintas intervenciones, finalizando el episodio en un ACV que lo tuvo 15 días en coma inducido.
Se observaron como secuelas del trauma a ser tratado:
Pérdida de orientación espacial
Pérdida de memoria a corto plazo
Dificultades en el habla ( sometido a traqueotomía e intervención en la mandíbula)
Angustia recurrente
Pérdida de seguridad en sí mismo
Miedos varios
Malestar clínicamente significativo y deterioro en lo social, laboral y otras áreas importantes del funcionamiento.
Un trauma es la incapacidad de un sujeto para responder adecuadamente a la intensidad de un aflujo de estímulos demasiado excesivo para su psiquismo, producido por determinado acontecimiento experimentado. El bloqueo de la actividad motriz externa (imposibilidad de reaccionar) aumenta la posibilidad del estrés postraumático. La función del Yo es evitar estos estados traumáticos, tamizar y organizar la excitación recibida, descargándola motrizmente o ligándola a pensamientos y palabras.
Esto es posible debido a la capacidad del Yo para anticipar en su fantasía lo que va a ocurrir e ir preparándose para el futuro.
Los hechos que no pueden ser anticipados y que son experimentados de una manera violenta e intrusiva, originan grandes cantidades de excitación no controlada que las vuelven abrumadoras para el psiquismo. Esta excitación es excesiva en relación con la tolerancia del sujeto y su capacidad para controlarla y elaborarla psíquicamente.
El trastorno por estrés postraumático es generado por los efectos patógenos duraderos que este incidente traumático provoca en toda la organización psíquica. Las probabilidades que tiene un incidente de producir un TEPT se hallan directamente relacionadas con su carácter de improviso.
El principal síntoma es el bloqueo o disminución de las funciones del Yo y como consecuencia, todos los demás síntomas. Este bloqueo se explica por la concentración de toda la energía psíquica disponible por el psiquismo en una sola tarea: el intento de controlar la abrumadora excitación psíquica invasora. La urgencia de esta tarea hace que todas las demás funciones yoicas queden relegadas, la emergencia domina completamente al sujeto generando toda clase de mecanismos de defensa del Yo y de fenómenos regresivos.
Casi todos los síntomas del TEPT son producto del bloqueo de las funciones perceptivas del Yo: embotamiento psíquico, desorientación, amnesia total o parcial, dificultades para concentrarse, insomnio, irritabilidad y ansiedad.
Cuanto más traumático es el acontecimiento, más probabilidades de que se origine el TEPT, y cuanto menor es la vulnerabilidad individual previa, más probabilidades de elaborarlo. Este paciente contaba con los recursos cognitivos y simbólicos necesarios para evolucionar favorablemente, de ahí que los objetivos del tratamiento se hayan dirigidos a disminuir los síntomas, prevenir complicaciones crónicas y rehabilitarlo ocupacional y socialmente.
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