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Etapas del Duelo

A través de la reflexi�ón cristales rotos
A través de la reflexión cristales rotos

Negación

Cuando nos enfrentamos a la noticia de una enfermedad terminal o de una pérdida
importante se desencadenan una serie de reacciones emocionales. Una de estas reacciones iniciales es la negación. Elisabeth Kübler-Ross, una psiquiatra suiza muy reconocida describe esta fase como una respuesta de shock inicial, en la que resulta difícil aceptar la realidad de la situación.
En este momento, es común que la mente intente protegerse del impacto inicial. A menudo, esta protección se manifiesta en forma de negación, cuando se niega a creer los hechos presentados. Pueden surgir pensamientos como "No, eso no puede ser cierto".
La negación puede tomar diferentes formas. Puede llevarlo a cuestionar los resultados de sus pruebas médicas y buscar otras explicaciones para sus síntomas. Otras personas pueden buscar una segunda opinión médica con la esperanza de encontrar una explicación más optimista para su condición.
Es importante comprender que la negación no es sólo una forma de ignorar la realidad, sino también un intento de afrontar el shock y el trauma emocional de la noticia. Para muchos, es una forma temporal de protección emocional, que les permite recuperarse gradualmente de la situación abrumadora. En otras palabras, es un mecanismo de
defensa que puede ayudarle a afrontar el dolor y el malestar emocional inicial. Sin embargo, es fundamental reconocer que la negación es sólo el primer paso en el proceso de duelo y que, eventualmente, será necesario afrontar la realidad de la situación
.

La fotografía y Formas geométricas

Enojo

En la segunda fase del duelo, surgen intensos sentimientos de ira y revuelta. Cuando nos damos cuenta de que ya no podemos negar la realidad de la pérdida o la enfermedad, surge la
pregunta: "¿Por qué yo?" Esta fase está marcada por la propagación de la ira en diferentes direcciones, afectando no sólo a nosotros mismos, sino también al entorno que nos rodea, a menudo sin motivo aparente.
Es natural cuestionar el por qué de la situación en la que nos encontramos, expresando
resentimiento y descontento. La ira puede dirigirse a médicos, enfermeras, familiares e incluso a nosotros mismos.
Es esencial comprender la ira como una reacción natural ante la pérdida y afrontar la
enfermedad. A menudo nos enfrentamos a una variedad de emociones desafiantes y
dolorosas, buscando una manera de expresar nuestra frustración y dolor.

esperando en la puerta

Negociación

En la fase de negociación, que constituye la tercera etapa del duelo, buscamos posponer o negociar con lo inevitable. Si en la fase anterior experimentamos una ira intensa, ahora intentamos encontrar un enfoque más pacífico para afrontar la situación.
Podemos parecernos a niños que primero hacen demandas enojadas y luego buscan un enfoque más tranquilo, con la esperanza de lograr su deseo de otra manera. Al igual que un niño que inicialmente se niega a aceptar un "no" y luego intenta negociar con sus padres, nosotros también hacemos tratos para
intentar influir en el curso de los acontecimientos.
Durante esta fase, es posible que nos encontremos haciendo promesas o acuerdos, como si pudiéramos influir en el curso de los acontecimientos. Es como si intentáramos negociar con el destino para obtener un resultado diferente.
Por ejemplo, podemos prometer cambiar nuestro comportamiento, adoptar nuevos hábitos o incluso dedicar nuestra vida a ciertos propósitos con la esperanza de prolongar la vida o prevenir pérdidas. Estas promesas suelen estar asociadas con sentimientos de culpa o arrepentimiento. Estas negociaciones se pueden hacer con Dios, con el universo o incluso con nosotros mismos, en un intento de encontrar una solución a la difícil situación que enfrentamos.
Es fundamental comprender que la fase de
negociación es sólo un paso más en el proceso de duelo. No importa cuánto intentemos negociar o hacer promesas, eventualmente tendremos que enfrentar la realidad de la situación. Si bien esta fase puede ser útil por un tiempo, es igualmente importante aceptar que hay aspectos que no podemos controlar y que necesitamos encontrar formas saludables de afrontar la pérdida y el duelo.

Retrato de plástico rojo

Depresión

La cuarta etapa del proceso de duelo es la depresión. En esta etapa, es importante
comprender que la depresión no debe verse como una condición patológica que
necesariamente requiere medicación. Es una reacción normal y apropiada tras la
pérdida de un ser querido. La medicalización del duelo sólo debe considerarse en casos
extremos y, aun así, combinarse con psicoterapia para obtener mejores resultados.
Durante la fase de depresión, es común sentir una profunda tristeza y desesperanza. Esto
puede ocurrir cuando notamos que la enfermedad avanza y los tratamientos pueden no ser tan efectivos como antes. Varios factores contribuyen a esta tristeza, entre ellos las preocupaciones financieras por los costos de los tratamientos y los cambios en la dinámica familiar, como la necesidad de que uno de los cónyuges trabaje y la separación de los hijos que muchas veces necesitan ser cuidados por familiares.

Retrato de perfil de sombra
Paseo de la playa

Aceptación

En la fase de aceptación del proceso de duelo, la
persona en duelo comienza a reconocer y afrontar la realidad de la pérdida de su ser querido. En ese momento comprende que el ser amado ya no está físicamente presente y que la vida seguirá adelante, aunque de otra manera. Es importante resaltar que la aceptación no significa que todo esté bien, sino que la persona está dispuesta a afrontar esta nueva realidad y encontrarle sentido.
Durante esta etapa, la persona en duelo inicia un proceso de reintegración, intentando reconstruir su vida y encontrar un nuevo equilibrio emocional. Este proceso puede implicar establecer nuevas relaciones y aprender a vivir sin la presencia de la persona
fallecida. Es un período de adaptación y
transformación, en el que el deudo poco a poco
comienza a reconstruir su vida.
Para quienes padecen una enfermedad terminal, la aceptación también juega un papel clave. Es un momento en el que el paciente reconoce y acepta su condición, preparándose emocionalmente para el final de la vida. En esta etapa, es posible que los pacientes deseen hablar sobre sus sentimientos y preocupaciones, y es vital que haya personas
disponibles para ofrecer apoyo y comprensión.
Es importante comprender que la fase de
aceptación puede coincidir con un período de
agotamiento físico para los pacientes terminales.
Para muchos parece más difícil vivir que morir, y es durante este tiempo cuando el apoyo emocional y
la presencia de los seres queridos se vuelven aún más esenciales. Lograr la aceptación permite a los pacientes vivir sus últimos días con dignidad y paz interior, encontrando consuelo en el proceso de decir adiós.

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